La β-alanina es uno de los suplementos más investigados para mejorar el rendimiento en ejercicios de alta intensidad. Pero no todos los deportes se benefician de ella por igual. En esta nota, te contamos cuándo sí conviene usarla, cuándo no tiene sentido, y en qué casos no se recomienda.
Ideal para estos deportes
La β-alanina es especialmente útil en actividades que provocan acumulación de ácido láctico, donde la fatiga muscular limita el rendimiento. Es decir, ejercicios de intensidad moderada a alta que duran entre 30 segundos y 10 minutos, o que implican esfuerzos repetidos.
Deportes de alta intensidad con duración media:
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Atletismo (400–1500 metros)
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Natación (50–400 metros)
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Remo
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CrossFit
Deportes de equipo e intermitentes:
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Fútbol
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Rugby
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Básquet
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Hockey
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Tenis y pádel
Entrenamientos por intervalos (HIIT) o funcionales:
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Sprint-interval training
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Circuitos metabólicos
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Entrenamiento de resistencia con poco descanso
Resistencia con sprints finales:
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Ciclismo de ruta
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Medio fondo en atletismo
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Triatlón de distancia media
Deportes de combate:
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Boxeo
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Judo
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MMA
No es recomendable o no tiene efecto claro en:
Deportes donde la intensidad es baja y sostenida:
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Caminatas de larga distancia
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Senderismo recreativo
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Ultramaratones
Actividades de fuerza máxima muy breve:
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Halterofilia
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Powerlifting (levantamientos de 1 repetición máxima)
¿Quiénes deberían evitarla o consultar antes?
Aunque es un suplemento seguro, no es para todo el mundo. Estas son algunas situaciones donde se recomienda precaución o directamente evitarla:
Personas en las que se debe evitar o consultar antes de usar:
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Mujeres embarazadas o en lactancia: Consultar con un profesional
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Menores de 18 años sin supervisión profesional
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Personas con epilepsia u otros trastornos neurológicos
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Personas con enfermedad renal o hepática avanzada
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Personas con alergia o hipersensibilidad a la β-alanina